Como saben, me gusta formar parte de estos días en los que se pretende concientizar a la sociedad sobre problemas de incumbencia de salud para todos y sobre todo, porque ha llegado a considerarse como tema tabú, es por eso que voy a contarles lo que es el suicidio. Citando a Emile Durkheim en su libro “El Suicidio”, nos define este comportamiento como: “Todo caso de muerte que resulta directa o indirectamente de un acto positivo o negativo, realizado por la propia víctima, quien sabía que se produciría este resultado” (Pag. 5). Y no es solo el matarse, el suicidio, desde mi punto de vista, empieza desde que la persona se deja morir, desde que va perdiendo el sentido de su vida o cuando decide que no es suficientemente bueno para seguir formando del mundo como lo conocemos.
Este tema nos ha venido siguiendo desde muchísimo antes de lo que imaginamos. Los indígenas tenían incluso términos en náhuatl para referirse a este tema tales como “momictia” (matarse a sí mismo) siendo demasiado generales en ese aspecto. Pero para evitar futuras confusiones se usó el complemento con “noma” (mi mano) quedando el término como “monomamictia” (matarse por su propia mano), siendo demasiado específicos en la finalidad del sujeto. Existen más términos con los cuales referirse al suicidio por desesperación, locura o de mala manera.

La muerte se presenta a ti en diferentes maneras y evadirla comienza a ser desgastante, irritante y hasta cierto punto, reconfortante porque comienzas a asimilar lo que te espera, comienzas a acostumbrarte a esa oscuridad, comienzas a acostumbrarte a vivir sin aspiraciones y a rogar que esa oscuridad te absorba y extinga la poca vida que queda en ti. En mi caso, en ese momento olvidé que la fe existía y que tenía muchas metas por cumplir, olvidé incluso que tenía una familia que me quería, una hermana pequeña que se quedaría esperando el regreso de un viaje a un destino que mis padres no se atreverían a revelar, me olvidé de todo y de todos, yo simplemente deseaba que los tormentos acabaran, esos tormentos que yo me tragaba pero que no eran míos, yo solo era como una esponja absorbiendo poco a poco lo que me rodeaba pero no me hidrataba como regularmente se espera, yo absorbía y me deshidrataba, me desesperaba hasta que un día, toqué fondo.

Actualmente tengo una psicóloga que me ayuda, es mi amiga antes que nada y eso resulta aún mejor para mí, mayor confianza e incluso más fácil de entender lo que me quiere decir sin tantos términos que no terminaría de entender jamás. Tengo a mi lado a personas que me quieren y a las que quiero, que no me han juzgado a pesar de no saber todo lo que saben ahora por este escrito. Y no lo escribo porque me gusté exhibirme, sino porque quiero hacer conciencia; TODO en verdad TODO tiene una solución, no importa lo imposible que parezca, llega un momento en que las cosas si se acomodan a nuestro favor o como mejor parezca, pero de todo eso aprendemos algo muy valioso: VALORAR LA VIDA. Es algo que no tenía en mente cuando hice lo que hice, pero gracias a alguien más poderoso que yo sigo aquí tratando de aminorar las dudas, la pena, el miedo y sobretodo sigo aquí para hacer algo más grande, marcar una diferencia. Mis redes sociales están abiertas para quien quiera platicar, soy toda oídos, si en mi esta ayudar a alguien más, lo haré.
Gracias por leer y recuerden que esto no es fácil, es un camino lleno de baches, subidas y bajadas, si conocen a alguien que esté sufriendo algún tipo de problema de cualquier índole o incluso noten auto-lesiones en él, no lo dejen solo. Lo que necesitamos las personas que hemos realizado no es un regaño, no es que nos amenacen con internamientos ni con nada parecido, necesitamos apoyo, un abrazo, un “ESTOY CONTIGO” para que todo sea un poco mejor.
He peleado incansablemente con muchas personas para que dejen de tratar a los suicidas como cobardes; ¿Realmente piensan que los suicidas son cobardes? Quizás buscar una alternativa más sencilla para solucionar sus problemas es más práctico que solucionarlos pero dime tú, ¿Jalarías el gatillo? ¿Saltarías? ¿Te tragarías un puñado de pastillas? ¿Cortarías tus brazos hasta desangrarte? Realmente son muy pocas personas las que piensan que el suicidio es un acto de mucho valor, sobre todo quieres no han estado en contacto directo, a todos los demás no trataré de convencerlos, cada quien tiene su modo de pensar solo pido que jamás llamen cobarde a alguien que no sabe cómo lidiar con su vida.
No todos somos iguales.
No todos tenemos las mismas oportunidades.
No solo hoy, prevengamos el suicidio todo el año.
¡Los quiero!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario